El comercio internacional se ve afectado de manera preocupante en Argentina debido a diversos factores. Desde la implementación del Sistema de Importaciones de la República Argentina (SIRA), los importadores se han visto afectados y esto ha generado consecuencias en las exportaciones, que se agravaron en febrero y probablemente empeorarán en el segundo trimestre debido a la sequía y a la crisis financiera internacional. Las reservas netas internacionales siguen disminuyendo y la demanda de dólares físicos aumenta. Además, la situación del dólar futuro es complicada y los productores agropecuarios sufren importantes pérdidas debido a la sequía. La OMC ha confirmado que las compras en Latinoamérica se contraerán en 2023, lo que tendrá un impacto negativo en el comercio argentino. Todo esto indica que la situación actual es preocupante y podría convertirse en una de las peores en muchos años para el país.
Las reservas continúan disminuyendo, ¿tendrán un piso?
Durante el pasado lunes, el Banco Central vendió un total de USD 95 millones en el Mercado Único y Libre de Cambios, lo que ha llevado a un saldo negativo de USD 1.554 millones en lo que va de marzo y de USD 2.614 millones en el primer trimestre. A esto se suma la creciente demanda de dólares físicos, que ha llevado a dos entidades financieras a importar unos USD 250 millones desde Estados Unidos para cubrir posibles salidas de depósitos. Además, estas entidades financieras solicitaron al BCRA que les entregara unos USD 54.4 millones. Todo esto se agrava por la situación del dólar futuro, ya que cada vez es más difícil encontrar agentes dispuestos a realizar operaciones cuando los futuros para junio se sitúan en torno a los $265 y para diciembre en $424. El ministerio de Economía empezó a intervenir en los dólares financieros a través de los bonos AL30 y GD30 para tratar de contener la brecha, aunque el dólar bolsa (MEP) parece ceder, el Contado con Liquidación (CCL) no afloja, lo que resulta extraño, ya que las empresas suelen desarmar sus posiciones para afrontar obligaciones, lo que justifica la baja entre los últimos días y los primeros días de cada mes. Es importante tener en cuenta esta situación en relación con la disminución de las reservas.
No hay nada que nos de el empujon que necesitamos.
En febrero, los números del INDEC mostraron una leve mejoría en el superávit comercial, pero el bimestre cerró con saldo negativo. Sin embargo, el problema de la sequía que se está sintiendo cada vez más, se agravará en el segundo trimestre. Las pérdidas estimadas debido a la sequía son de alrededor de USD 20.000 millones y afectarán tanto al ingreso de los dólares como a las reservas. Aunque el ministro de economía anunció medidas para ayudar al campo, muchos productores consideran que no son suficientes. Es importante destacar que el sector agropecuario representa un 65% del comercio total de Argentina con el mundo. La fuerte contracción en el valor de los bienes exportados, según el INDEC, probablemente se acentuará debido a la crisis financiera internacional que hará que los inversores se vuelquen a los activos más seguros y dejen de lado el comercio exterior. A pesar de que la situación del primer trimestre era esperable en parte por cuestiones estacionales y por la implementación del dólar soja en diciembre, la situación actual se encamina a ser unas de las peores en muchos años de nuestro país. Por otro lado, la Organización Mundial del Comercio (OMC) ha confirmado que en 2023 se observará una contracción de las compras en Latinoamérica, uno de los principales socios comerciales de Argentina, lo cual agrava aún más la situación.
Exportaciones vs Importaciones.
Se ha hablado mucho de cómo las exportaciones agropecuarias se han visto afectadas en los últimos meses, pero poco se ha mencionado sobre las dificultades que enfrentan las empresas industriales debido a las dificultades para acceder a los insumos importados. Esto ha llevado a que estas empresas reporten dificultades para producir y, por lo tanto, para vender al exterior. La situación es especialmente preocupante para las PyMES de diversos sectores, desde la tecnología hasta la industria textil, ya que aunque se han implementado medidas para facilitar el acceso a los dólares, su aplicación no es sencilla y requiere una coordinación compleja entre las prefinanciaciones y el pago de las importaciones. Además, aquellos que buscan expandir o mejorar su capacidad de producción enfrentan aún más obstáculos, ya que el sistema actual no permite la compra de maquinarias o bienes de capital. Aunque la normativa permite el pago del 80% del precio al contado en el caso de estos equipos, esta opción no es viable para muchas empresas.
Sin financiamiento a la vista.
Cada vez es más complicado para las empresas pequeñas y medianas obtener financiamiento local, lo que les impide avanzar y les genera mayores dificultades en un contexto de crisis financiera. Además, en la Argentina, la inestabilidad hace que sea difícil para las empresas financiar sus operaciones, ya que los proveedores extranjeros pueden no aceptar enviar mercadería sin contar con el pago previo. Aunque el gobierno ha anunciado acuerdos de “repo” con entidades financieras internacionales y de financiamiento de operaciones con Brasil, estas iniciativas no se han confirmado y, en general, el acceso a nuevas fuentes de financiamiento se ha vuelto difícil. Además, la caída de reservas y las previsiones sobre el dólar hacen que el escenario sea complicado para las empresas. Por ejemplo, si una empresa obtiene la aprobación de su SIRA con un plazo de pago de 90 días y coloca una orden de compra, es posible que no pueda nacionalizar hasta junio y no pueda pagar hasta septiembre, lo que genera incertidumbre sobre el valor del dólar oficial en ese momento y dificulta la fijación del precio del bien. En este contexto, las empresas tienen dificultades para cumplir las obligaciones tomadas con proveedores internacionales y, por lo tanto, las garantías de cobertura son insuficientes.
¿Que nos deparan los proximos meses?
El panorama no se presenta favorable y es poco probable que mejore en los próximos meses. A pesar de la cercanía de las elecciones, la escasez de dólares y la situación de las reservas hacen pensar que cada vez serán menos las empresas que puedan acceder al mercado oficial para pagar sus compras en el exterior. Las PyMES tampoco tienen fácil acceso al mercado financiero, lo que dificulta aún más su situación. Por ejemplo, una pequeña empresa que quiera solicitar una SIRA con dólares propios debe esperar al menos 90 días para poder comprar los dólares y luego otros 90 días para poder pagar. Incluso resulta complicado hacer una operación en el marco del Contado con Liquidación debido a los requisitos necesarios para abrir una cuenta en el exterior. En resumen, se avecinan meses difíciles, donde el comercio exterior seguirá sufriendo y la economía se complicará aún más. Aunque es difícil continuar con la política actual, salir del cepo tendrá un costo muy alto para la sociedad en su conjunto. Nos encontramos en un laberinto y la búsqueda de una salida se vuelve cada vez más complicada.
Comments